Puedo decir que es la mejor obra de teatro que he visto en los últimos años. Una brutal adaptación libre de la obra de Molière, una realidad en la cara de lo que se está viviendo, y unos actores a la altura del proyecto.
Entre los personajes encontramos al misántropo, ese ser racional que su razón le impide ser incoherente con sus principios pero la vida no está hecha para eso. Su mejor amigo que sabe lo que hay, pero decide burlarse y dejarse llevar por esa oleada de quedar bien. La amada del misántropo, exuberante y bella, objeto de la sociedad. La mujer del mejor amigo, más parecida al misántropo pero sin esa actitud luchadora, acepta lo que hay, aunque reivindica la moralidad. La persona que va de correctamente moral y luego es mala de adentro. El viejuno que con poder se cree que pude conseguir todo.
Es difícil intentar explicar una obra que no quiero contar, porque creo que debe ser vista. Está el reflejo de la sociedad vacía y de las apariencias, de esa falta de honestidad con uno mismo, de la hipocresía del bien queda. Me impactaba que la gente se riera en ciertos momentos, porque lo que la gente veía como exageración, realmente no lo era.
Una obra que invita a la reflexión de cómo estamos viviendo y los ciudadanos en los que nos estamos convirtiendo. También tiene su humor, pero humor del bueno. La parte que más me impactó fue la disputa del misántropo con el «hipster»,que se quiere dedicar a la música, y la canción con la que se cree que es artista. Esta parte es un refelejo real de lo que le está pasando a la cultura y así nos va.
Me enamoré de la obra, me encandiló el diálogo, el contenido, la manera de contarlo, la dirección. UN DIEZ!
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