The bleach ostensible delirio sonoro

Tras un silencio The Bleach vuelven a los escenarios pero, ¿Where is the bleach? Sam y John aparecen acompañados de Víctor Cabezuelo (el omnipresente) y Lete. Ahora, además, pueden decir que son modernos e indis, porque ¿Qué grupo indi que se precie no tiene otros proyectos? lo que pasa que ellos comparten miembros y temas con Tired Horse, seudónimo que usaron para promocionar este show.

El silencio de The Bleach está más que justificado ya que el proceso viene acompañado de una mejora indudable y un cambio drástico y aplastante. Ellos siempre sonaron bien, tenían un estilo muy personal, característico y rockeros han sido siempre, entonces, ¿Qué nuevo podrían aportar?. Siguen manteniendo su pasión por lo clásico, me sonaron muy setenteros e impetuosos, una instrumentalidad impecable y vocalidad extremadamente característica,  donde la madurez o el asentamiento de la experiencia ha dado como resultado un rock puro donde lo sucio no está reñido con lo elegante, el rugido se convierte en susurro y el descontrol es el dueño del sonido. Vigor, contundencia, garra y dadivoso son adjetivos que se adptan a sus sonidos.  Aunque mantienen esa base de R&B, el oscuro rock de psicodelias y delirios se matiza gracias a la aportación de teclados estrepitosos. Este nuevo trabajo cuenta con más silencios de rigor lo que dan más intensidad a los temas. Han sabido controlar la energía y ese derroche de la misma de la que abusaban en el primer álbum es uno de los grandes cambios en su composición, partes más tranquilas pero no menos vehementes, por el contrario, generan un efecto de tensión que eriza el vello.

No puedo dejar de mencionar ese soul que deja caer la sensualidad y perversión en sus temas. El claro ejemplo de esto era la canción de su primer trabajo Burn this city.

The bleach sacó a la fiera que lleva dentro, la que no está dispuesta a ser domesticada, y acabó comiéndose el siroco y prometiendo mucho para su nuevo disco.

Recuerdo aquel concierto, Fnac de callao del 2010, en el que a pesar de que iban a presentar su primer trabajo, tocaron algunos nuevos temas, ahí, fueron ese trueno que da paso a un gran rayo. [Momento kit kat. El corte de pelo que llevaba ahí Sam me gusta mucho más que el que lleva ahora. Pero matizo, es guapo, así que no le queda mal del todo las melenas a los cristo viejo, o heavy. Y uno de los temas que más me gustaron de ese concierto: Digging].

The Bleach siempre me han hecho vibrar, pero el concierto de ayer fue mucho más que eso, fue volver a ver sobre el escenario una banda que me conquistó por primera vez en el Suite Festival en la sala taboo en el 2008 y desde entonces no me han defraudado. Fue emocionarme, disfrutar, dejarme llevar, entender por qué me gusta  tanto la música, porque esas sensaciones que vibran por dentro te hacen sentir vivo y trasladarte a una realidad donde todo es perfecto. Durante los 45 minutos que duró el concierto fui extremadamente feliz. Problema, ahora estoy con la resaca de The Bleach y necesito más. Quiero ese nuevo disco YA, es más, LO NECESITO.

Hablé en el postconcierto con ellos y creo que andan orgulloso del monstruo que han creado, para no estarlo,  porque la felicidad hablaba en su mirada, a pesar de los altercados que caracterizan a esta banda, porque como genios que son, siempre alguien tiene que dar por saco porque no tolera, o soporta el hecho de que hay gente realmente talentosa. De hecho John me dio un consejo: «que no se te vaya la pinza, Mapi». No sé si llega tarde, pero tengo unos límites establecidos.

Dicen que toda obra nace de una obra ya creada, de un trabajo que has disfrutado, admirado y amado, pues si algún día tuviera que crear algo, The Bleach sería una de esas obras en las que yo basaría la mía.

Ejemplo:

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