En el matadero, el otro día fui a ver Infinita de la familie Flöz, un cuerpo de teatro de cuatro actores, con caretas de maché y una manera curiosa de plasmar la obra, de repente no puedes parar de reir, de repente te entran ganas de llorar.
Infinita es una obra en la que ves contrapuesta la vida y la muerte, el desenlace no importa, porque nacemos para morir.
Es impresionante como la sutileza del cuerpo expresa, ya que no hay diálogo, simplemente una música que habla, unos silencios que gritan y unos gestos que comunican, la expresión facial es inmóvil, ya que van siempre con caretas.
Es curioso como se plasma que el principio de nuestra vida es tan similar al final, nacemos infantiles y cuando estamos en la vejez nos infantilizamos, dependemos de personas, pero guardamos recuerdos que nos apenan.
Este finde la retiran y os la recomiendo descaradamente porque es realmente buena, los 90 minutos se pasan volando: