La
Compañía Naciona de Danza, especialista en contemporáneo y ejemplar trayectoría con Nacho Duato cambia de dirección y de tercio y se suma a las puntas.
Este espectáculo me defraudó. Empezamos con un «claqué» en puntas neoyorkino que no decía nada. Pequeños sketech insípidos.
Continuamos con un clásico al más puro estilo clásico, que coresponde a la foto que hemos colgado. Un piano, elegancia, una pareja sincronizada, perfeccionista, elegante y jugando con el elemento esencial en una clase de clásico, la barra. Dentro de las 2 horas de espectáculo, estos 15 minutos me parecieron deliciosos.
Puntas mucho más contemporáneas a la mano de Herman Schmermann, la pieza que más me gustó, a pesar de que ninguna me apasionó. La música de esta última era dinámica, rítimica, electrizante, tenía algo, la coreografía rozaba el contemporáneo pero guardaba tintes clásicos.
La obra la cerraron las Sonatas, que realmente me parecieron monótonas y carentes de sentido. Aunque me gustó mucho el tutú:
Diario de.... 