Rufus T. Firefly en el Siroco acompañando a los últimos bañistas

Rufus T. Firefly ayer volvieron a sorprendernos en el Siroco. Como siempre agradecidos, incluso sin querer, emotivos sin darse cuenta. En el escenario Rufus T. Firefly + el talentoso Alberto. En la mesa de sonido Manuel Cabezalí y Hugo (que no sé como se apellida pero normalmente hemos estado acostumbrado a verlo en el escenario :)) Con estos protagonistas era imposible que algo saliera mal.

Empezaré por el final. Intentamos asimilar lo vivido y entre el público me encuentro con Rafa de Asustadizo y me dice «Directazo», mi primo Carlos flipadísimo, y yo, queriendo congelar el tiempo. Intentaron hacerlo de un solo tirón pero un problema técnico se lo impidió, eso es lo bonito del directo, que siempre está el factor sorpresa, momento en el que Víctor dijo unas palabras que me llegaron: «si no hablo es porque estoy emocionado», ¿alguna vez aprenderán a creerse lo que valen?

Sus temas sonaron diferentes, sus trabajos fonográficos se quedan flojos para el show que ofrecen. Un sonido desgarrado pero controlado, una delicadeza mimada, una forma diferente de versionar sus propios temas. El repertorio contó con su E.P :»la historia secreta de nuestra obosoloscencia programada», y de su primer L.P: «My synthetic Heart», también estrenaron temas nuevos que se quedaron lejos de ser superficiales. Sus letras son tan llenas de significado, tan estéticamente moldeadas que en más de un momento me emociono, pero esa fuerza instrumental que presentan en el directo me absorve, y lo que más me fastidia es que ese directo es tan presente que no puedo prestar atención a todo.

Fue descomunal el concierto de ayer, y, con muchas ganas de escuchar más temas nuevos. El único fallo es la frialdad que transmitieron ellos, estaban como cada uno tan metido en su mundo que no se veía complicidad entre ellos. Deberían disfrutar de esos 60 minutos en los que tienen el privilegios de ser los creadores del mundo, por lo menos de ese mundo que se vive cuando son capaces de transportarnos a dentro de 7500 años, cuando los que estamos abajo nos movemos por lo que su música nos cuente.

Los últimos bañistas fueron los encargados de cerrar el concierto. Empezaron con nuevos tiempos, canción que escuché por casualidad y me enganchó. Tienen un buen directo, todo muy perfeccionado. Los nuevos temas que tocaron me parecieron más potentes, enérgicos, me gustaron, ahora espero ese nuevo trabajo, pero por suerte o desgracia a los últimos bañistas como aquel que dice los acabo de conocer y me queda mucho que explotar ese disco homónimo.

La gente estuvo entregadísima, y la verdad es que no es para menos, porque su pop se contagia, y haciendo referencia a una canción de Rusos Blancos, con ellos las chicas indies sí que moverían los pies… Porque sale solo. El concierto fue fluido y  el tema Nadia en vivo, me pareció especial, tal vez porque es uno de los que más he escuchado ya que es del que han hecho el videoclip.

Tengo que reconocer que al principio tenía mis dudas, puesto que el pop de este estilo a veces me satura como no sea un directo que tenga algo, y Los últimos bañistas consiguieron meterme en su terreno, porque sonaron con destreza y desparpajo. De manera indirecta me han invitado a ir a más conciertos suyos, así que espero que pronto vuelvan a Madrid, e iré con los deberes hechos y el disco bien exprimido para poder corear con ellos.

Una noche especial, a pesar de parecer un sábado corriente. Noche, que se alargó en el Siroco, y acabó en el Würtlizer, donde me encontré con gente conocida, y con la gran Ilustradora Beatriz Méndez, que también es amiga de Laura, otra ilustradora que coincidí con ella en Tomelloso, además de la gente nueva que conocí. Y como lo prometido es deduda nombrar  a Alberto, porque fue todo un caballero.